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En la vida hay que entrenar como en el deporte, perfeccionando aquello que no dominamos hasta alcanzar un equilibrio.

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La última obsesión de Nadal: lograr el revés de Djokovic para luchar con sus mismas armas
domingo 22 de enero de 2012.- Elena Sanz Bartolomé

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Sin noticias del viejo Rafa Nadal. El mallorquín se propuso dejar de ser tan previsible como en 2011 y lo está consiguiendo. En Australia, despacito y con buena letra, ha ido avanzando, quitándose de encima a todo tipo de rivales y se ha plantado en cuartos conun tenis fuerte, reinventado y retocado técnicamente. Ha rebasado la barrera de octavos, su peor resultado en Melbourne y ya piensa en Thomas Berdych, su siguiente víctima, que eliminó a Nicolás Almagro y negó el saludo al español tras el partido.

Sobre la pista se ve un Nadal más agresivo, más potente, menos débil. El mallorquín es reacio a los cambiosaunque su última jugada le ha salido bien. Poner tres gramos más en la parte superior del arco de su raqueta era arriesgado pero se necesitaba un revulsivo para desterrar los fantasmas de la temporada pasada. Rafa pensaba que si su raqueta le había guiado por los senderos de la victoria y la gloria, no había razones para modificarla. Al final cedió y esta pequeña mejora ha tenido consecuencias positivas.

Una de ellas pasa por mejorar el revés paralelo. Nadal ha llegado aobsesionarse con ese golpe entrenándolo hasta la saciedad. Anhela equilibrar la eficacia de su derecha y de su revés con un único objetivo: recuperar el reinado del tenis mundial. Es sabido que el mallorquín odia perder incluso cuando participa en un deporte por puro ocio, por ello no quiere volver a repetir las seis derrotas que Djokovic le asestó en las finales que jugaron en 2011. Las estadísticas del serbio son, prácticamente, perfectas: 21 golpes con su derecha y 22 con el revés. Otro que ha equilibrado la balanza es Andy Murray, la derecha del escocés flojeaba pero sus números indican que el problema es historia: 38 con la derecha por 32 con el revés. Rafa está lejos de esa equidad: logra 48 bolas ganadoras con su derecha y tan sólo 23 con el revés. Por ello, decidió rescatar ese golpe en 2012 para pulirlo y derrocar al rey Djokovic.

Lo cierto es que Nadal necesita tiempo para alcanzar ese equilibrio tan deseado, ahí el serbio le lleva ventaja. En Melbourne el mallorquín, casi, ha empleado más el revés paralelo que en el resto de su dilatada carrera. La última vez que Rafa logró un título en pista rápida fue en Tokio y en el calendario se podía leer 2010, demasiado tiempo para alguien tan ambicioso como él.

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